Velocidad de la luz.- Mundo antiguo
Vamos a empezar esta miniserie sobre la velocidad de la luz con un experimento. Necesitas un cronómetro, un metro y la pantalla de tu ordenador. Se trata de que apagues la pantalla, prepares el cronómetro y vuelvas a encender la pantalla. Justo cuando enciendas la pantalla debes poner en marcha el cronómetro y en cuanto la veas encendida apagarlo. Por supuesto, dependiendo de la electrónica de la pantalla deberás restarle al tiempo algo así como un segundo, el tiempo que pueden tardar en descargarse condensadores y en reaccionar todo el circuito. Pues bien, ya tienes el tiempo que ha tardado en llegar la luz. Mide la distancia entre tus ojos y la pantalla, divídela entre ese tiempo y obtendrás la velocidad de la luz, que debería salir alrededor de 300000000m/s. Si entre tus ojos y la pantalla hay alrededor de un metro, en el cronómetro debería aparecer 0,000000003 segundos ¡ups! No creo que dispongas de un cronómetro así en casa, así que mejor ni lo intentes, total, no te va a salir... aunque en el útlimo capítulo propondremos un experimento en el que si puedes medir la velocidad de la luz y obtener resultados más o menos "aceptables"De todas formas, tranquilo, no eres el primero que intenta medir la velocidad de la luz, ni serás el último, ya los grandes clásicos de la filosofía helénica se preguntaban por la naturaleza de la luz y su velocidad. Por ejemplo Empédocles ya suponía que la luz era algo en movimiento, y por tanto con una velocidad asociada, aunque Aristóteles pensara que la luz no era algo en movimiento, sino la presencia de algo que estaba allí o no estaba, pero no se movía.
La idea es que las cosas estuvieron así por mucho tiempo hasta que a alguien le dio por ponerse a medir. Uno de los primeros en intentarlo fue Galileo, que le dio por subirse a la cima de una colina con una linterna siendo de noche, y un ayudante hizo lo mismo en una colina a un kilómetro más o menos. Galileo destapó su linterna, cuando el ayudante la viera, destaparía la suya y cuando Galileo la viera la luz habría ido y habría vuelto. El resultado fue "no concluyente". Descartés diría que la velocidad de la luz es infinita, y que si medidas en eclipses no daban resultados, experimentos con linternas eran pobres intentos (claro, que Descartes pensaba que si la velocidad de la luz era finita todo su sistema de razonamiento sucumbiría). Galileo argumentó, al igual que Hooke más tarde, que esos experimentos no prueban que la velocidad de la luz sea infinita, sino que es demasiado grande como para poder medirla así.
Pero al final alguien consiguió medidas interesantes, aunque eso lo veremos en la próxima entrega.
Etiquetas: Hágase el electromagnetismo, Un poco de historia
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