Sonidos estridentes
De todos es sabido que con la edad, perdemos oido, unos más, otros menos, pero todos acabamos oyendo menos que cuando éramos jóvenes.El proceso auditivo es muy complejo y realmente no estamos aquí para esplicar como funciona todo el proceso, pero en resumen valga decir que la señal acústica, unas ondas de presión en el aire que pueden ser más o menos complejas, estimulan en primer lugar el tímpano, que transmite las vibraciones a través de los huesecillos del oido medio hasta el oido interno, donde se produce la vibración de ciertos fluidos y la estimulación de la membrana basilar, que es el último paso para llegar a unas células especiales que comunican todo este sistema con el nervio auditivo y claro está, luego hay que descodificar todo esto en el cerebro.
Lo interesante es que el oido humano puede oir frecuencias comprendidas entre los 20 y los 20000 Hz. En realidad esto también es más complejo y no solo depende de la frecuencia sino también de la intensidad, siguiendo aproximadamente esta gráfica
La frecuencia de audición superior, permanece bastante constante para todas las intensidades como se puede apreciar, sin embargo está relacionada con la capacidad de vibración de la membrana basilar, que desgraciadamente va perdiendo flixibilidad con el tiempo, lo que quiere decir que a partir de cierta edad, ya no somos capaces de escuchar según que frecuencias.
Pues bien, hay quien ha decidido aprovechar esto para inventar un "repelente de adolescentes". Según el estudio que han desarrollado, la gran mayoría de personas con edades superiores a 25 años, no son capaces de oir la frecuencia con la que emite este repelente, de manera que su molesto tono solo influye en personas por debajo de esa edad.
¿Utilidades? Bueno, hay quien lo ha instalado en la puerta de su tienda para evitar robos y comportaientos delictivos en la zona de alrededor. O a mi se me ocurre que se podría instalar en los balcones de las zonas de marcha para que la juventud se aleje del lugar y así poder dormir tranquilos...
Pero la mejor utilidad de todas es la propuesta por el propio inventor, que opina que aunque en principio sea un "repelente", esta misma tecnología se puede usar en los tonos de los teléfonos móviles para que el usuario pueda oir si le llaman, pero los profesores no, y así tener "vía libre" en clase. Hecha la ley, hecha la trampa.
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Quizá la pieza que acompaña hoy el post no sea tan estridente, pero no deja de ser "peculiar", es lo que tiene la música contemporanea. Hoy un fragmento de Pierrot Lunaire, de Schonberg, creador del dodecafonismo (aunque esta pieza en concreto no sea dodecafónica).
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